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El faro de Punta Carnero

Autor: Antonio Haro Camacho
El faro de Punta Carnero, de cuarto orden, se encuentra emplazado en el sur de la Bahía de Algeciras, en el término de Algeciras. Junto con el faro de Punta Europa, situado en Gibraltar, forman la embocadura de la Bahía de Algeciras, conectándola con el Estrecho.   
Fue proyectado por Jaime Font en 1864 y fue inaugurado en 1874. Se construyó sobre las ruinas del fuerte de Punta Carnero que había sido edificado en 1735 y destruido en 1810 por el ejército inglés durante la Guerra de la Independencia.
El faro de Punta Carnero es una torre de sillería arenisca, de color amarillo, teniendo cierto parecido con el faro de Chipiona, pero de menor escala.
El plano focal del faro de Punta Carnero se encuentra a 41 metros sobre el nivel del mar y a 22 sobre el terreno. Estuvo equipado con lámpara de aceite de colza y posteriormente con petróleo. En 1924 se le acopló un juego de pantallas giratorias que producían la apariencia de 2+1 ocultaciones, sustituyéndose también la linterna e instalándose un sistema de alumbrado de petróleo a presión. En 1930 se sustituyó el petróleo por acetileno, dándole una característica de grupo de 1+3 ocultaciones blancas cada 16 segundos, que es la que actualmente tiene. Para balizar el bajo de la perla también se le puso una linterna roja de 53º de amplitud y una señal de niebla que consistía en un cañón de acetileno que producía una detonación cada 30 segundos, con un alcance de 5 millas.
En 1973 se electrificó, dotándolo de un sistema mixto eléctrico-gas. En 1977 se renovó la lámpara y se motorizó el faro. Desde 1997 se controla telemáticamente.

El faro de la Isla Verde

Autor: Antonio Haro Camacho

Situada en la Bahía de Algeciras, frente a la ciudad de Algeciras, la antigua Isla Verde es desde hace años un recuerdo para la historia. Hace 147 años, cuando se encendió la primera luz, estaba separada de tierra y sólo se podía llegar a ella en una embarcación. En 1926 se construyó un puente de unos 350 metros de longitud, sobre el que circulaba el tren que acarreaba los materiales para las obras de los diques del puerto y que posibilitaba el paso de peatones. Hoy en día, debido a las grandes obras realizadas por el Puerto de Algeciras, la isla ha quedado integrada en las instalaciones portuarias, siendo difícil distinguir que aquello antaño fue una isla.
El faro se construyó dentro del fuerte militar de la Isla Verde, en el lugar de una de sus baterías que había sido destruida en 1810 durante la Guerra de la Independencia.
El ingeniero D. Jaime Font y Escolá realizó el proyecto del faro de la Isla Verde, que iba a ser una construcción provisional, a la espera de la realización de los diques del puerto que por aquellas fechas se esperaban construir en Algeciras. Las instalaciones se inauguraron en 1864, ascendiendo su coste a casi quince mil reales.   
Un aparato Lapaute de 6o orden, con su correspondiente linterna de la misma casa, adquirido al precio de 6.100,75 pts., la consabida lámpara Maris de una mecha y un solo torrero constituían la dotación. La torre, de sección octogonal, tenía 9 metros de altura sobre el terreno (19 m sobre el nivel del mar) y se empotraba en una reducida caseta cuadrada de 5,40 metros de lado que contenía la única habitación. Con un alcance de 5 millas y luz blanca, al poco de su instalación es cambiada por luz verde para que se apreciaran mejor las luces de la ciudad
El 9 de marzo de 1940 se sustituyó la lámpara Maris por una BBT, y nuevamente ésta por otra Titus de gasolina el 14 de septiembre de 1941. El 28 de marzo de 1946 entra en servicio la nueva instalación eléctrica con una lámpara de incandescencia de 300 W, y finalmente en 1958 se sustituye por una de tambor dióptrico de horizonte de 500 mm, cambiador de lámpara y destellador eléctrico y dos lámparas de incandescencia.
Durante varios años se acometieron diversas obras de ampliación y reformas del edificio, construyéndose una planta más sobre la primitiva, con un resultado poco estético. En 1965 se modifica, demoliendo todo el edificio excepto la torre, y construyéndose el que permanece en la actualidad.
En 1977, después de 113 años de “provisionalidad” se suprime este faro, sustituyéndose por el balizamiento del puerto.

Corruco de Algeciras

Autor: Sebastián Pérez Pérez
Hace unos días le hablé a un amigo y vecino mío, Andrés, conocido también por “El Corruco” del trabajo que hacíamos en el grupo de Patrimonio y un pariente suyo salió a colación; concretamente su tío paterno, hermano de su padre,  José Ruiz Arroyo, el cantaor flamenco, de la voz de llanto y de almadraba (como lo define José Rondón) conocido como “Corruco de Algeciras”.
Hay un par de cosas que me podrían hacer desistir de escribir sobre él; que no era algecireño de nacimiento, aunque sí es verdad que lo trajeron a vivir a Algeciras con solo un año y tanto por él mismo como por todos los de su tiempo siempre se le consideró de esta ciudad (yo vine con bastantes más años  y también me considero algecireño). La otra razón es que yo de este cante, ni de ninguno, entiendo bien poco, pero como me limito a transcribir lo poco que me contó Andrés y lo que leo en Internet, me lanzo a escribir y relatar.  También me anima el hecho de haber oído cantar a su sobrino y también bailar, hacer al mismo tiempo el cante y la música de acompañamiento, disfrazarse, animar una fiesta, su simpatía, la facilidad para hacer amigos, etc., y con todo eso me puedo hacer una idea de cómo era su antecesor que creo se merece un sitio destacado entre los personajes algecireños.
Corruco de Algeciras nació en La Línea de la Concepción un 3 de enero de 1910, según recordaba su madre ya con 80 años y un 21 de enero según el Registro Civil, cosa normal en aquel tiempo. En 1911 se trasladaron sus padres a Algeciras por motivos laborales. Su padre, Manuel Ruiz García, tabacalero de profesión, y su madre, Isabel Arroyo Haro “La Corruca”.  Aquí, nacieron el resto de sus hijos, hasta un total de ocho, Elvira, Cristóbal, Andrés, Isabel, Antonio, Miguel y Salvadora. En todos ellos y sus descendientes,  parece ser hay algo de artista, de cante, de baile, de toreros, un duende…. Me dice Andrés, ¡Como cantaba mi abuela! aquello de mi tío de “a Algeciras me trajeron con los ojitos cerrados…..”.
Desde muy niño ya cantaba. Tuvo ocasión de conocer y hacer amistad con muchos cantaores de la época. En aquellos años 20 visitaban a Algeciras muchas compañías con muy buenos artistas. Se dice que fue Manuel Vallejo, que visitaba Algeciras, que quiso conocer a ese niño de 14 años, y que le cantó en el Café del Moro, quien le animó a prepararse y seguir adelante con el cante, impresionado al oírle cantar.
Se cuenta, que junto con un amigo suyo, que decía portar una gramola, pícaramente, se situaba en un sitio, echaba monedas en una ranura al efecto, y cantaba el Corruco que estaba agazapado dentro de la caja. Eran normales sus actuaciones en los cafés La Nácar, Plus Ultra, etc., con otros cantaores y guitarristas de la tierra, como Tío Mollino, Choclero, Dominguillo, Manitas de Plata, Macandé, Palanca, Carbonerillo, etc. En 1928 gana un concurso de saetas en el Ideal Cinema de Algeciras.
En 1930 comienza su vertiginosa carrera en el cante, actuando con los mejores artistas del momento, La Niña de los Peines, Pepe Pinto, La Niña de la Puebla, El Cojo de Málaga, El niño de Madrid, El Niño Ricardo, Manolo Martel, Paco Mazaco, El Niño de Utrera, etc. Cantó en los mejores teatros de España y Marruecos, como Madrid, Granada, Barcelona, Sevilla, Casablanca, Tánger, etc., hasta que estalló la guerra incivil en 1936. Sólo un mes antes había actuado en Algeciras en el Teatro Apolo.
Grabó 28 discos con sus diferentes cantes; soleares, malagueñas, seguiriyas, milongas, tarantas, media granainas,  campanilleros, fandangos, bulerías. Pero es el fandango, “ su fandango” dónde dicen los entendidos que es inigualable, que lo califican como un fandango personal, musical, intimista, profundo, dramático, viril,  auténtico, jondo, quejumbroso y difícil de imitar, salvo excepciones, como mi amigo Andrés que parece imitarlo bastante bien y nunca mejor el dicho “de casta le viene al galgo”.
Se casó en 1932 en Casablanca con Julia Durán de Miras, de nacionalidad francesa, de la que tuvo un hijo, Miguel, que no llegó a conocer.
Republicano, sus fandangos más grabados fueron los de letras políticas  como el dedicado a Galán y García Hernández, los militares sublevados en Jaca, preludio de la República de 1931:


Ay, un grito de libertad
dio Galán y García Hernández
un grito de libertad
tembló el trono y la corona
y con el dolor hizo triunfar
la República española.
Lleva una franja morá
triunfante nuestra bandera
la conquistó España entera
por Hernández y Galán
rompió España sus cadenas.
Lo irónico y triste fue, que siendo republicano, lo alistaron en el otro bando y murió en Teruel, al parecer de herida de bala, un viernes santo, 11 de abril de 1938, con sólo 28 años; triste destino de éste y de tantos personajes de uno y otro bando.

Antiguos bares de Algeciras

Autor: José Cortés Señor
En los últimos años en Algeciras han desaparecido muchos bares que en su época fueron lugar de tapeos, de reuniones de amigos, de charlas con las medias botellas de vino fino, de juegos de cartas, de dominó, de tertulias, etc.
Empiezo mi recorrido por el bar Cachafeiro, situado en el chaflán formado entre el Secano y Fuente Nueva, un lugar agradable con vistas a la plaza de toros de “La Perseverancia”. Secano abajo estaba el bar La Vinícola, frente al lateral del actual edificio de Correos, que era lugar de encuentro de cazadores en las madrugadas que salían a cazar. Un poco más abajo, en la acera contraria, estaba El Quijote, muy frecuentado por trabajadores de Acerinox. Bajamos más y nos encontramos el bar Manolo; tomando a la derecha, en la esquina con la avenida Agustín Bálsamo estaba el bar Avenida, y pasando la antigua estación de RENFE, El Marisquero; al final de la avenida se encontraba La Ballena.
Volviendo atrás, a la plaza Juan de Lima, en la esquina con la calle Tarifa estaba el bar Florida, con su simpático camarero Ricardo, que era objeto de simpáticas caricaturas; Seguimos por la calle de la Alameda, y al final, frente a la capilla del Cristo, se encontraba el bar Galicia, y unos metros más allá el bar restaurante Casa Arturo y el bar Los Pulpos. Ya en la esquina de la Marina estaba el bar Miramar, seguido del bar Delicias. Pasando el hotel estaba el bar restaurante Celta, y tras pasar la parada de autobuses, se encontraban La Langosta Dorada y el Aperitiví.
Cruzamos la calle Teniente Maroto y encontramos el antiguo bar restaurante Casero del que podemos dar algunos detalles. Este establecimiento tenía la entrada al restaurante por la calle Maroto y al bar por la acera de la Marina; fue destruido en el bombardeo que sufrió Algeciras por el acorazado Jaime I durante la guerra civil española, el día 7 de agosto de 1936, resultado ilesa la familia que vivía en el piso superior. El propietario, Don Antonio Araujo Guerrero, marchó a Marruecos, regresando cinco años después tras ahorrar algo de dinero y restauró el bar restaurante, abriéndolo en 1943 con el nombre Colón. Estuvo abierto hasta 1957. Estos datos del bar restaurante Casero me han sido facilitados por Rafael Araujo Álvarez, hijo del propietario.
Continuamos y pasando la antigua pescadería estaba el bar Ruiz; entrando al mercado, a la izquierda, pasada la farmacia estaba el bar Rosaleda, y tomando la calle Tarifa, frente a calzados La Bomba, estaba el bar Excelsior. Volviendo al mercado, y entrando en la calle Sacramento, a la derecha, estaba el café Bohórquez, lugar de encuentro por las tardes de parroquianos para echar sus partidas. Subiendo por la calle Real, haciendo chaflán, no olvidamos la freiduría Los Gallegos; a la izquierda, en la calle Bailén, estaba el bar Quito. En la Plaza Alta se encontraba La Taurina junto a la capilla de Europa; en el callejón del Ritz estaban, uno frente a otro, el bar El Estrecho y el bar Tánger, ambos muy concurridos a la hora del aperitivo. Cruzamos la Plaza Alta y llegamos a la calle Convento, donde al final estaba el bar Fajardo. Entramos en la calle Ancha por El Calvario y nos encontramos el café Piñero, más adelante el Kin, Bandera y Royalty; a la derecha estaban los billares de Juanito y el bar Sevillano. En este último establecimiento, las tardes que había partidos de fútbol en el campo del Calvario, se colocaba en el centro de la barra una bandeja llena de vasos de agua.