Autor:
Santiago Fernández Delgado
Algeciras. Casa Consistorial. Mañana del 21 de
febrero de 1969. Las primeras horas de la jornada van transcurriendo con la
rutina acostumbrada.

Es el propio López Correa quien se pone al teléfono.
Pide a sus compañeros que asistan a una reunión conjunta en el edificio del
Ayuntamiento de Algeciras.
Van llegando los alcaldes. El primero en
incorporarse, Pedro Alfageme González, de La Línea de la Concepción. Le siguen
Juan Antonio Núñez Manso, de Tarifa; Antonio Cruces Pérez, de Castellar de la
Frontera; José García, de San Roque; José castilla Gómez, de Jimena de la
Frontera; y Julio Sánchez, de Los Barrios.
Café para todos. Sucesión de llamadas telefónicas,
sin disimulo de impaciencia por tardanza en establecer comunicaciones. En
aquellas fechas las esperan eran cosa obligada. Todavía se necesitaba recurrir
al 09 y a la oficial larga distancia.
Nadie se mueve del despacho de la Alcaldía
algecireña. Llega la hora del almuerzo. Este no puede ser más frugal: los
clásicos bocadillos suministrados por un cercano establecimiento.
Y es que el tema era merecedor de especial interés y
atención. A López Correa, de manera fidedigna, pero con garantías de proceder
de fuente superior, solvente y del mayor crédito. Le había llegado una
importantísima noticia: A la reunión del próximo Consejo de Ministros se
llevaría el PROYECTO DE CREACIÓN DE PROVINCIA EN EL CAMPO DE GIBRALTAR.
Mentor y patrocinador de esta iniciativa, D.
Fernando María Castiella y Maíz, Ministro de Asuntos Exteriores desde el 25 de
febrero de 1957 al 29 de octubre de 1969. Lo obsesivo de este Canciller por
recuperar Gibraltar y resolver este contencioso, llevó a que se le conociera en
los círculos diplomáticas como “El Ministro del Asunto Exterior”.
Es necesario subrayar, no obstante, que la fijación
por este ideal recuperador patrio no era exclusiva de Castiella. Era
declaración tradicional, reiterada solemne y oficialmente, que los sucesivos
Gobiernos que se formaban hasta hace algunos años, hacían constar, de un modo
indubitable y preciso, la referencia a la devolución a España del Peñón. Se
recurrió, incluso, a medidas de presión consideradas radicales que llevaron al
cierre de la Verja.
Esta pretensión reivindicativa se puso de
manifiesto, así mismo, hasta en tiempos de la Primera República. Los cuatro
Presidentes abogaron por la reclamación: Estanislao Figueras, Francisco Pi y
Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.
En la exposición de motivos del referido proyecto,
se pretendía conseguir un desarrollo modélico que sirviera de señuelo a los
gibraltareños.
El territorio de la nueva provincia no sólo correspondería
a los propios límites del Campo de Gibraltar. Su extensión abarcaría cuarenta
municipios: doce de Cádiz y veintiocho de Málaga. Por el norte incluía Ronda y
Ubrique.
Como anécdota, cuando se estaba llevando a cabo la
reunión de los alcaldes Campogibraltareños, los presidentes de las
corporaciones de Ronda y Alcalá de los Gazules, telefonearon a López Correa,
mostrando su adhesión al proyecto, para alentar a sus compañeros en las
gestiones que llevaran a cabo, y haciendo patente el deseo de que ambas
poblaciones fueran parte integrante en la posible nueva comunidad provincial.
Aunque desde Madrid se intentó que el tema se
llevara con el más absoluto secreto, una indiscreción del Gobernador Civil de
Cádiz, Julio Rico de Sanz, a Miguel Primo de Rivera, Alcalde de jerez de la
Frontera, puso al descubierto toda la trama.
En Cádiz se organiza un tremendo revuelo. El
protagonista de la protesta al proyecto lo acapara Fernando Portillo Scharffaussen,
Presidente de la Diputación Provincial, persona que, en aquella fecha clave,
tenía el innegable ascendiente e influencia en los medios políticos gaditanos.
En un tiempo record, Portillo moviliza a los
procuradores en Cortes por la provincia de Cádiz, Baldomero García, José
Martínez Romero, José Bohórquez y Mora-Figueroa, Jerónimo Almagro y Montes de
Oca (muy vinculado a Algeciras, donde residían sus familiares) y Pedro Hidalgo
(natural de Gaucín, uno de los núcleos de posible inclusión en la nueva área
provincial y que había sido Alcalde de San Roque, la ciudad considerada como
capital “espiritual” de la comarca).
Viaje inmediato, en comitiva, a Madrid. Jornada
maratoniana de entrevistas con Luis Carrero Blanco, Vicepresidente del Gobierno
y los Ministros Pedro Nieto Antúnez (Marina), Camilo Alonso Vega (Gobernación),
Federico Silva Muñoz (Obras Públicas), José Solís Ruiz (Secretario General del
Movimiento y Sindicatos) y Jesús Romero Gorría (Trabajo).

Se unieron, codo con codo, para boicotear el
propósito de Castiella y, sin que en esos momentos pudiera afirmarse el apoyo
que a éste prestaban sus compañeros de gabinete, Camilo Alonso Vega y Manuel
Fraga Iribarne.
Se llegó a comentar la intervención personal del
escritor José María Pemán, claro adversario a la creación, que haciendo valer
su, al parecer, facilidad de intercomunicación con El Pardo, pudo contactar con
Francisco Franco, que se limitó a preguntar “si se había consultado con los
responsables provinciales”. En resumen: el intento quedó abortado y el tan
repetido Proyecto no llegó a debatirse en Consejo de Ministros.
Por tanto, aquellos siete alcaldes vieron diluidas
sus esperanzas y la nulidad de sus esfuerzos en aquel 21 de febrero de 1969. La
ilusión y entusiasmo que habían desplegado en sus numerosos telegramas y
comunicaciones cursadas a todos los Departamentos Ministeriales en apoyo y
solicitud a favor de la nueva Provincia, se desvanecieron. Cádiz y Málaga,
uniendo esfuerzos, habían ganado una partida que no llegó ni a jugarse.

No obstante este antecedente, con todas las dificultades que un tema de tanta trascendencia llevaba implícitas, la creación estuvo a punto, por horas, de salir adelante. En este sentido no quedan dudas. La Administración frnaquista debatió esta cuestión. Lo que comenzó con el proceso de Descolonización de la ONU, que llevó al Gobierno Español, en