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Simplemente María

Autor: José Ortega Díaz
Quiero aprovechar esta tribuna para daros a conocer a una Señora, así con mayúsculas, que ha entendido a la perfección lo que es la Caridad. Esta Señora vive en la Bajadilla, en una casa modesta pero que la hace un palacio por la labor que realiza. Desde hace muchos años esta Señora atiende a muchas personas a las que les falta lo mas indispensable para llevar una vida digna, entiéndase comida, un techo donde cobijarse, ropa, atenciones medicas, etc. Como podréis imaginar, son personas que tienen o han tenido problemas con la droga, con la justicia, personas de las que sus familias no quieren ni oír hablar de ellas, ... Pues ella siempre tiene para ellos una sonrisa, una palabra amable y un plato de comida que ella misma les preparaba.
Todo esta actividad que ella realiza no está exenta de problemas; el principal el económico, después, el del prejuicio que todos tenemos: que si hay que ver las personas que metía en su casa, que si cualquier día se va llevar un disgusto, etc. Su lucha junto con Caritas de la Iglesia de la Bajadilla, es constante para conseguir algunos alimentos que les permitan seguir realizando su labor. Pero ella no se desanima. No creáis que es una persona joven, al contrario, ya tiene su edad y los achaques lógicos de los años, mas ella sigue incansable con su tarea. Su cara siempre tiene el semblante amable, tranquilo, transmitiendo serenidad y seguridad.
Esta Señora se llama María; los que la conocemos la llamamos “María la de la Bajadilla”; su nombre es María Herrera Almagro, nacida en Algeciras, soltera y tiene bastantes años (Su edad es un secreto, no se la dice a nadie).
Es de mediana estatura, más bien baja, pero de espíritu gigante, de aspecto muy humilde y su cabeza está blanqueada por las canas. Va siempre con su libro de oraciones y dentro lleva multitud de estampas de Santos y Vírgenes, siendo fácil verla en cualquier acto religioso que organice cualquier iglesia local; ella siempre está callada, a lo suyo, sin molestar a nadie, siempre en segundo plano.
Hace cuatro años, la Hermandad de Nuestra Señora de la Palma instituyó un premio que se entrega en su Festividad, y que se llama “La Palma Solidaria”. Este reconocimiento está dirigido a personas o entidades que se hayan distinguido en su labor caritativa a favor de los demás. El primero que la Hermandad concedió, fue para María. Recuerdo que el día de la entrega la hicimos llegar a la Parroquia, contando con la complicidad de un familiar, y cuando citamos su nombre, ella se sorprendió, diciendo al recibir aquella distinción: “¿Esto es para mí? ¿Por qué? ¿Yo que he hecho?
Así es María, sencilla, modesta; para ella su labor y su trabajo es lo más normal del mundo, no le da ninguna importancia.
En la actualidad, debido a su avanzada edad, ya no prepara comida en su casa para nadie; al contrario, es clienta fija del comedor de Caritas, pero se sigue preocupando por los demás, buscando diariamente alimentos  y algo de dinero para entregárselo a los que más lo necesitan. 
He querido hacerle este pequeño, pero muy merecido homenaje, hoy que todavía está entre nosotros (ya que somos muy dados a reconocer a las personas cuando se han marchado), y quiera Dios que por muchos años más, para que nos siga tocando -con su testimonio y su dedicación – la fibra sensible de todos nosotros y para que entendamos lo que significa la palabra  CARIDAD, en la máxima extensión de la palabra.
DIOS TE GUARDE MARÍA, MARÍA DE LA BAJADILLA.
Con toda mi admiración, José Ortega.

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