Autor: Francisco López Muñoz

Y después de la misa o por la tarde, el paseo donde nos encontrábamos todos los jóvenes. Siempre era el mismo, si partíamos del principio de la calle Ancha, “Tintorería Amaya” continuábamos hasta el final de la calle, bajábamos por “General Primo de Rivera”, Plaza Alta, callejón del Ritz y General Castaños. Al llegar a esta calle nos volvíamos hasta el principio y así vuelta y vuelta, una vez y otra.
Estudié el Bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media, hoy “El Kursaal”. Siento haber olvidado muchos de los nombres de los profesores, aunque recuerdo algunos, quizás porque fueron muy significativos, Don Aureliano (Director y profesor de Historia), la señorita Nieves (matemáticas), Pilar (lengua), Marina (Francés), Conchita (latín), etc., también recuerdo algunos de sus apodos, “La Latina ”, “El Cabeza”, “La tita Concha”, “El Teacher”, “El Pescailla”.

Teníamos dos asignaturas que considerábamos “terribles” por lo dificultoso de su aprobado y la rigidez de las profesoras, la señorita Nieves y la señorita Conchita, (por cierto que era monísima y joven. Terminó casándose con el “teacher”).
Fuimos un curso excepcional hasta el punto de que en 3º de bachillerato, nos eligieron para que fuéramos el primer curso donde se experimentara la enseñanza mixta, lo que acogimos con entusiasmo y alegría. También fuimos pioneros en el examen de la reválida de 4º (Bachiller Elemental).
Había una asignatura “Formación del Espíritu Nacional” que en principio la impartía Don Ventura y posteriormente el infortunado Fidel Tapia, y que se aprobaba sin problemas si pertenecías a la Falange. En 2º la suspendí en Junio, ya entonces destacaba como inconformista y ni siquiera me compré el libro. En Septiembre me aprobaron, aún no sé ni porqué, ni el motivo, ya que ni siquiera me presenté al examen.
Tuve la suerte y el privilegio, de compartir este excepcional curso con unos no menos excepcionales compañeros, como así lo demostraron luego en sus estudios y profesiones posteriores: Armengol, Barberán, Juan Peña, Sebastián, Natera, Ventura Morón, Crescencio Torés, Lechugo, Estero, Huércano, Mena, Nieves Saavedra, Mari Luz Pino, Carmen Torres, Moya, etc.

Todos los partidos se jugaban en el mismo estadio, “El Calvario” ya que era el único que existía. ¡Cuántas vivencias guardo en mis recuerdos de aquel recinto!, indudablemente muchos más de espectador que de jugador. Recuerdo que en el espacio abierto de tribuna, junto a los vestuarios y durante los descansos, se ponía con un cesto enorme, (creo que se llamaba Sebastián) a vender avellanas. Vendía una enormidad y estaban exquisitas y calientes pues las llevaba recién tostadas.


Donde hay fútbol, hay tertulias, y algunas de las más conocidas fueron las que se celebraban en la peluquería de Juan, (en la calle Ancha), en el Bar Sevillano, en el Café Español o en la Cervecería Universal.
Los resultados de fútbol, se ponían en una tablilla en la Panadería de “La Palma Real ” (situada en la calle Ancha y donde se elaboraba el popular bollito de San Miguel). Había que ver la cantidad de público que se congregaba a su alrededor a la hora de la terminación de los partidos, y el ambiente que se creaba, según hubiera ganado o perdido el Algeciras o nuestro equipo preferido

Por aquél entonces, disfrutábamos de varias salas de cine e incluso Teatro. Quién no recuerda el Casino Cinema, por donde pasaron los mejores actores y actrices del momento. ¡Y las revistas! Siempre con una extraordinaria y cuidada puesta en escena. Y los cantantes más reconocidos, Concha Piquer, Marifé de Triana, Juanita Reina, Antonio Machín, etc. Por cierto la primera vez que fui a un espectáculo teatral, fue para ver el de Juanita Reina, “Francisco alegre y olé”, aunque el que mejor recuerdo o impresión me causó, fue aquél que contaba con el siguiente reparto: “El Caracol”, Lola Flores, Tony Leblanc y Nati Mistral (en aquél entonces los cuatro eran parejas).
En invierno funcionaba también el Cine Florida y con posterioridad el Fuente Nueva y el Terraza. En verano, los cines Delicias, Sevilla y Plaza de Toros, a los que posteriormente se sumaron el “Avenida, España, Alegría, Fuente Nueva y Cuesta del Rayo.
No puedo terminar mi relato sin hacer mención de otras de las desapariciones de mi pueblo. Las playas del “Chorruelo” y “Los Ladrillos”.
Las actuales del Rinconcillo y Getares, estaban muy alejadas, teniendo en cuenta los medios y las disponibilidades de desplazamientos que existían entonces, por lo que realmente de las que disfrutamos los algecireños de aquel tiempo fueron las primeras, que además tenían todo tipo de servicios, casetas, alquileres de barcas, chiringuitos (entonces kioscos) etc.

Yo soy hermano de Julian Estero,al que mencionas,Fue capitan de la marina mercante.Fallecio hara unos cinco años.
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