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Añoranzas

Autor: Francisco López Muñoz
Algeciras, situémonos en el periodo de los años 1945/1955. Mi  vida se desarrollaba principalmente por las calles del centro, las mismas de hoy en día, aunque conocidas algunas con nombres diferentes, “Convento, Ancha, Sol, Real, Colón, Panadería, Ventura Morón, Sevilla, Muñoz Cobos, Tarifa, Munición, El Mercado, La Marina, Plaza Alta”. Los domingos Misa Mayor a las doce en la Iglesia de La Palma, la oficia el Párroco Don Francisco, cura muy estricto y severo, los ejercicios espirituales con él eran terribles, yo lo tuve de profesor en 3º de bachiller y me suspendió en Junio; menos mal, que en Septiembre me examinó Don Miguel, el párroco de San Isidro, que era todo los contrario; simpático y mejor persona, y que por supuesto me aprobó.
Y después de la misa o por la tarde, el paseo donde nos encontrábamos todos los jóvenes. Siempre era el mismo, si partíamos del principio de la calle Ancha, “Tintorería Amaya” continuábamos hasta el final de la calle, bajábamos por “General Primo de Rivera”, Plaza Alta, callejón del Ritz y General Castaños. Al llegar a esta calle nos volvíamos hasta el principio y así vuelta y vuelta, una vez y otra.
Estudié el Bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media, hoy “El Kursaal”. Siento haber olvidado muchos de los nombres de los profesores, aunque recuerdo algunos, quizás porque fueron muy significativos, Don Aureliano (Director y profesor de Historia), la señorita Nieves (matemáticas), Pilar (lengua), Marina (Francés), Conchita (latín), etc., también recuerdo algunos de sus apodos, “La Latina”, “El Cabeza”, “La tita Concha”, “El Teacher”, “El Pescailla”.
Había una clase llamada “preparatoria”, donde preparaban a los alumnos para el ingreso, estaba a cargo del matrimonio Barberán (de cuyo hijo fui compañero de estudios). Siempre iban acompañados con su prole de discípulos. En el patio, las niñas hacían gimnasia, y nosotros los varones durante el recreo, nos íbamos a jugar al fútbol al Paseo del Calvario, junto al antiguo campo de fútbol del mismo nombre.
Teníamos dos asignaturas que considerábamos “terribles” por lo dificultoso de su aprobado y la rigidez de las profesoras, la señorita Nieves y la señorita Conchita, (por cierto que era monísima y joven. Terminó casándose con el “teacher”).
Fuimos un curso excepcional hasta el punto de que en 3º de bachillerato, nos eligieron para que fuéramos el primer curso donde se experimentara la enseñanza mixta, lo que acogimos con entusiasmo y alegría. También fuimos pioneros en el examen de la reválida de 4º (Bachiller Elemental).
Había una asignatura “Formación del Espíritu Nacional” que en principio la impartía Don Ventura y posteriormente el infortunado Fidel Tapia, y que se aprobaba sin problemas si pertenecías a la Falange. En 2º la suspendí en Junio, ya entonces destacaba como inconformista y ni siquiera me compré el libro. En Septiembre me aprobaron, aún no sé ni porqué, ni el motivo, ya que ni siquiera me presenté al examen.
El día del Patrón Santo Tomás de Aquino, se celebraba en el Paraninfo, donde los varones colaboraban en la actuación teatral, pero donde destacaban especialmente las niñas de los cursos superiores, con sus danzas y bailes.
Tuve la suerte y el privilegio, de compartir este excepcional curso con unos no menos excepcionales compañeros, como así lo demostraron luego en sus estudios y profesiones posteriores: Armengol, Barberán, Juan Peña, Sebastián, Natera, Ventura Morón, Crescencio Torés, Lechugo, Estero, Huércano, Mena, Nieves Saavedra, Mari Luz Pino, Carmen Torres, Moya, etc.
Si alguna pasión se sentía en la Ciudad, esta era el fútbol, y por supuesto, el equipo representativo el Algeciras C.F., aunque también arrastraran bastante afición algunos otros equipos locales, como “La Corchera”, el “Español”, el “Bomba” o el “Celupal”, e incluso los juveniles, el “Algecireño” o la “Acción Católica”, (a ambos clubs pertenecí).
Todos los partidos se jugaban en el mismo estadio, “El Calvario” ya que era el único que existía. ¡Cuántas vivencias guardo en mis recuerdos de aquel recinto!, indudablemente muchos más de espectador que de jugador. Recuerdo que en el espacio abierto de tribuna, junto a los vestuarios y durante los descansos, se ponía con un cesto enorme, (creo que se llamaba Sebastián) a vender avellanas. Vendía una enormidad y estaban exquisitas y calientes pues las llevaba recién tostadas.
Debido a que mi padre siempre estuvo vinculado a la directiva y teniendo en cuenta mi corta edad y “estatura”, me colocaba por delante del Presidente en el Palco. Que impresión más grande me llevé cuando le partieron la pierna al defensa derecho Caballero, (yo tenía 5 años) fue justo delante de mí, habiéndoseme quedado grabado para siempre aquellas impresionantes imágenes. ¡Qué alegría y que partidazo cuando remontamos un 0-3 a la Balona!, y cuando le ganamos 4-3 al Jaén, (gran favorito aquella temporada) con dos golazos de falta de Andrés Mateo, (mi padre me decía que no tenía una pierna izquierda, sino una guadaña). Y el partido de Copa que también ganamos a Las Palmas, líder de la Segunda División, donde jugaba el internacional “Guedes”; con un terreno totalmente embarrado y un Paco León inconmensurable.
Disfruté enormemente viendo jugadores extraordinarios: los algeciristas, Andrés Mateo, Antúnez, Loli, Bellido, Polo, Mata,  Guillermo, Loren, los hermanos León, Tapia, Pepín, Tarro, Periquito, Eduardín, etc., o los innumerables cedidos del Sevilla o repescados del ejército aprovechando el servicio militar, y algún que otro fichado especialmente, como los hermanos Herrera, Enrique ”de las vacas”, Oñoro, Seisdedos, Joaquín Calvo, Enrique Mata, Solís, Pilín, etc.
Donde hay fútbol, hay tertulias, y algunas de las más conocidas fueron las que se celebraban en la peluquería de Juan, (en la calle Ancha), en el Bar Sevillano, en el Café Español o en la Cervecería Universal.
Los resultados de fútbol, se ponían en una tablilla en la Panadería de “La Palma Real” (situada en la calle Ancha y donde se elaboraba el popular bollito de San Miguel). Había que ver la cantidad de público que se congregaba a su alrededor a la hora de la terminación de los partidos, y el ambiente que se creaba, según hubiera ganado o perdido el Algeciras o nuestro equipo preferido
También recuerdo la venta callejera de la Prensa. En cuanto llegaba el exprés de Madrid, alrededor de las doce, los vendedores se lanzaban a la calle como alma que lleva el diablo. El España de Tánger, el África Deportiva, el Marca, el ABC, el Dígame, el Siete Flechas, el Ruedo, el Caso, eran los periódicos más populares que ellos pregonaban. Era muy importante para ellos, llegar el primero a las zonas más concurridas, ya que quién lo consiguiera sería el que vendiera más prensa. Tengo un especial recuerdo de “el Pipa” que normalmente era quien cogía la delantera y porque jugué mucho al fútbol con él (era un excepcional jugador, muy habilidoso, no llegando a profesional por una afección pulmonar). Los hermanos Vázquez, que todavía continúan a día de hoy dedicándose a la venta de periódicos y revistas, regentando un kiosco en la acera de la Marina.
Por aquél entonces, disfrutábamos de varias salas de cine e incluso Teatro. Quién no recuerda el Casino Cinema,   por donde pasaron los mejores actores y actrices del momento. ¡Y las revistas! Siempre con una extraordinaria y cuidada puesta en escena. Y los cantantes más reconocidos, Concha Piquer, Marifé de Triana, Juanita Reina, Antonio Machín, etc. Por  cierto la primera vez que fui a un espectáculo teatral, fue para ver el de Juanita Reina, “Francisco alegre y olé”, aunque el que mejor  recuerdo o impresión me causó, fue aquél que contaba con el siguiente reparto: “El Caracol”, Lola Flores, Tony Leblanc y Nati Mistral (en aquél entonces los cuatro eran parejas).
En invierno funcionaba también el Cine Florida y con posterioridad el Fuente Nueva y el Terraza. En verano, los cines Delicias, Sevilla y Plaza de Toros, a los que posteriormente se sumaron el “Avenida, España, Alegría, Fuente Nueva y Cuesta del Rayo.
No puedo terminar mi relato sin hacer mención de otras de las desapariciones de mi pueblo. Las playas del “Chorruelo” y “Los Ladrillos”.
Las actuales del Rinconcillo y Getares, estaban muy alejadas, teniendo en cuenta los medios y las disponibilidades de desplazamientos que existían entonces, por lo que realmente de las que disfrutamos los algecireños de aquel tiempo fueron las primeras, que además tenían todo tipo de servicios, casetas, alquileres de barcas, chiringuitos (entonces kioscos) etc.
En aquella Algeciras, no había TV, a los futbolistas los conocíamos por los cromos, y a veces por el NO-DO, no existían los vídeos, tampoco había problemas de aparcamiento, Los niños no se llamaban Jonathan ni Jessica ni Vanessa. No merendábamos chóped, ni yogures, jugábamos en medio de las calles, y en las puertas de las casas departían al atardecer los vecinos. Era otra Algeciras y otra España, pero Algeciras ya era “ESPECIAL”.

1 comentario:

  1. Yo soy hermano de Julian Estero,al que mencionas,Fue capitan de la marina mercante.Fallecio hara unos cinco años.

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